El reinicio
Siempre he temido el vacío y conforme todo se va llenando dudo si es preferible asfixiarse o ahogarse. Al menos no es estancarse. Me tiembla el párpado desde la primera bocanada de aire de la mañana. La ansiedad se ha convertido en el café , por eso descafeinado, con alguna que otra pastilla para controlar lo que las tormentas de ideas dejan marcado en mi piel. Ordeno mis cuatro paredes antes de que se me vengan encima como si eso fuese la medicina para creer tenerlo todo controlado. Mentira. Hace mucho que no me veo. El reflejo que antes rehuía ahora me desafía cada vez que asoma de reojo. Ya no me juzga pero me mira con indiferencia y solo espero que no vuelva a ser otro tipo castigo. Últimamente me escribo y ahí es donde puedo percibir, donde me miro a los ojos sin necesidad de vista lanzándome al abismo de unas pupilas que solo ven incertidumbre. Tomo aire: ya no huyo de mi, vivo para encontrarme.