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Desahogo

En ocasiones el remedio puede ser peor que la enfermedad. Y qué locura lo de pasar de ser tu cura a tu verdugo.  Todos los días se han convertido en noches,  los días de lluvia, e incluso los que no,  de llanto.   Y me quebranto  y me quebranto pensando.  Creyendo que todo lo que me recomponía  en realidad me esta haciendo pedazos.  Y me rompo  y me rompo  y me quedo tumbada ligeramente sobre el suelo, esperando un poco de aliento, esperando que todo haya sido mentira y sienta que puedo y respire tranquila  y se vaya la presión de mi pecho y me abandone mi cuerpo  y decida que no puedo más  y decida cambiar  y decida saber lo que quiero,  lo que puedo  y lo que debo.  Y sobretodo lo que me debo.  Y se acaben los rotos  y las destrucciones  y que ni yo misma pueda conmigo  Que sea una faro para este barco a la deriva que soy,  pero que siempre vuelva al mismo puerto a acariciarlo, abrazarlo, revivirlo.  Y sentirnos libre

Belleza superficial

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Mira. Observa. Y calla. Este es mi, y tan sólo mi, cuerpo. Que lo observes no te da derecho a juzgarlo. Que te permita tocarlo no te hace dueño de él. Que quiera exhibirlo no hace que sea menos mío. Y mucho menos más tuyo. Mi cuerpo no me hace menos inteligente, ni menos elegante, ni menos mujer, ni más zorra. Que vea mi cuerpo como una obra de arte, como el nacimiento de Venus cuando me desvisto. No importa que no tenga las proporciones perfectas. Ni sea el antiguo canon griego de belleza, si es un cuerpo de guitarra española o de una top model de los 90. Sea como sea, es precioso. Y es completamente mío. Mira adentro.

Incompletos

Siempre dije que cuando te marchases me dejarías los poemas más tristes y bonitos que podría escribir algún día. Pero me equivocaba. No sería ni esta noche ni después. Desde que no estas dejo todos los poemas a medias tan solo salen suspiros de mi boca  y juego con tus recuerdos entre mis manos. Dedico el tiempo a enredar entre los hilos de las cicatrices que quedaron descosidos en un arrebato de rabia cuando me diste el último abrazo. Porque dicen que hay abrazos que salvan, que unen las piezas que estaban destrozadas Pero no es el caso si ya no habrá más. Si ya no estarás para curarme. He descubierto que el amor existe. Y también he descubierto que no quiero volver a verlo por aquí. Que no quiero que vuelva si no viene de la mano contigo. Que un corazón bien jodido corta más que un cuchillo Y yo tengo en mi cuello el filo Amenazandome a mi misma. Que no sé si puedo Pero que quiero, que pido, que vuelvas.

Los elementos

Me tiemblan las piernas cada vez que te tengo lejos. Pero es que cuando te tengo cerca ni me sostengo. Siento un cosquilleo por todo mi cuerpo, y no te voy a mentir:  el epicentro del terremoto se sitúa en  mi coño. Aunque me puedo confundir con un volcán,  debido a un pequeño roce de tus dedos por mi barriga me siento en el infierno. También puedo ser un tsunami y se aproxima la ola más grande cuando comienzas a sumergirte en mis bragas. Y ya, cuando tu lengua decide hacer inmersión... Mis manos se enzarzan en tu pelo. No aguanto la presión de no tenerte dentro. Comienzan las tuyas, a explorar, más adentro, mientras buscas el pico más alto de mi pecho. Te levanto la cara, te miro a los ojos con la mirada del león que va devorar a su presa en las sábanas. Quién ha dicho que por el hecho de volar se sea libre. Qué coño le voy a envidiar a un pájaro si cuando te follo me siento libre de todo. Te pido clemencia y te ruego que vuelvas a mi boca. Que me metas

Involución

Podía ser tan puta como el barrio rojo, o tan santa como la capilla sixtina. Pero nada es totalmente lo que parece, y a veces, la puta podía llegar a querer y la santa también puede joder. Y engañamos llenos de mierda y creemos a la fuerza. Y algún día no sabremos cuando nos van a estar diciendo la verdad. Y claro. Lo de sentir ya no tiene significado en un lugar donde todos jugamos. Destrozando lo mas sagrado, una de las pocas cosas buenas del ser humano. Y no tiene por qué ser amar, se trata de confiar, y eso nos lo estamos cargando. Vamos a follarnos, porque sí, porque es divertido. Prefiere que la desnuden lento poco a poco. Conociéndola. Explorándola. Probándola. Y quién va a tener huevos a preferir la mente al cuerpo. Quién va a dejar aparte orgullos y engaños y va a tirar la piedra y darte la mano. Para salir huyendo, pero por una vez juntos, no dejándola tirada a un lado.

La caja de Pandora

Ya no sé lo que es hundirme en tu pelo, pero aún lo echo de menos. He perdido la cuenta de cuántos te quiero te llevaste en tu camino de vuelta, pero son más que las veces que me hiciste correrme, Porque  te voy a querer follar todas las vidas de un gato y decirte en cada una de esas veces que te quiero comiéndote la boca. Porque has conseguido lo que nadie pudo; has abierto la caja de Pandora y en lugar de soltar a los fantasmas has conseguido amaestrarlos con cosquillas en la espalda. Ya no sé si podré controlarlos si no vuelves, no soy tan fuerte. Me gustaba que, cuando yo caía, me levantabas, y sino te metías conmigo en la cama y me hacías olvidarme de todo que  fuese más allá de tu costilla izquierda. Y yo, que tenía el corazón a prueba de balas no sabía el poder que podía tener sobre mi tu mirada. Cada vez que me rozabas me desarmabas. No sé que va a ser del invierno sin tus pies fríos y mi cuerpo ardiendo. Y temo mucho el deshielo, si no es contig

Insomnio

Es mi última noche durmiendo contigo. No sé si voy a volver a dormir nunca más. Me he acostumbrado demasiado bien, o mal, según se vea, a sentir el roce de tu piel, tu olor, juntar los pies fríos en invierno, separarnos y acabar abrazados en verano. No sé si voy a volver a dormir nunca más. He aprendido que cuando quieres eres tú quien hace cosquillitas hasta que  el otro queda dormido. Que me abraces por la espalda y sienta que tengo la vida asegurada y a prueba de balas. La debilidad por comerte el cuello, ponerte cachondo, desarrollar mis más bajos instintos bajando a tu cima. No se si voy a volver a dormir nunca más. Estar tumbada junto a ti, quedarme ensimismada mirándote, para recordar tu cara, tus gestos, tu lunar del ombligo, tu venita en la oreja, tus labios tan suaves como la seda... Para recordate cuando no pueda dormir nunca más. Porque no será a tu lado. Me vas a dejar un insomnio de mil vidas, y a ver en cuál consigo olvidar que ya no estés

Curarme

Me estoy abriendo el pecho en canal estoy sangrando, llorando, destrozándome como no lo había hecho antes nunca hasta este punto. Me estoy observando, analizando, inmortalizando y, sobretodo, explorándome. Tal vez el problema siempre ha sido no conocer las palmas de mis manos, saber dónde estaban las cicatrices de bala pero no su salida. Coser remiendos sobre remiendos haciendo nudos sobre los mismos hilos, heridas sobre las heridas. Que tal vez el lamerme la sangre ha servido más para mancharme que para limpiarme. Que decirme peores cosas que nadie, en lugar de hacerme temer al mundo, me ha hecho temerme a mi misma. Que el no abrazarme me ha dado más frío que amor, y de esta forma un iceberg no se derrite, y más cuando tú mismo, cual titanic, te diriges hacia él. Que el aguantar la pared con la espalda y clavarme la espada entre las costillas siempre supe que no era la solución, pero es que desconocía si moverme lo era. Tal vez los rotos se hayan quedado

Benditas vistas

Me estoy aferrando a tu cuello como un yonki a su última raya. No te quiero(ni puedo) soltar. Y sé que en el momento que acabe cayendo será una hostia de la que no voy a poder sobrevivir. Pero es que las vistas desde tus clavículas son tan bonitas... Tenerte encima, ver tu sonrisa, elevarme, volar, anclarme a tus caderas. Me gusta la cara que pones, me gusta cómo me pones, me gusta mi cara de "no te salgas nunca(de mi vida tampoco)" , me gusta fuerte, me gusta sentir, poco a poco, centímetro a centímetro, tu piel, recorrerla con mis dedos, dejar mis huellas y mis uñas en ti, me gusta ponerte la piel de gallina, me gusta que despiertes mis más bajos instintos, me gusta que me muerdas, que no tengas pudor, que me hagas libre entre tus manos y tus piernas, que me lo hagas y me deshagas la cama, que me quites el sueño si es para mojar las sábanas, me gusta que me des si es en las nalgas, me gusta besar tu estomago, tu cara, tus labios, me gusta que me aga

Anoche

No lo había visto nunca tan bonito como anoche tirado en mi cama, vacío, jadeante, pero a la vez lleno de mi, y yo llena de él. Recuperando ambos nuestro propio aliento. Nunca. Tumbado en mi cama, siendo una extremidad más arrancada de mi, como la costilla de Adán, a la inversa. Tan mío pero sin ser mi propiedad, siendo mío para mi. Estaba tan bonito bajo el único resquicio de luz de mi habitación. Toda su piel había sido besada, acariciada, arañada, lamida, extasiada, mordisqueada por mi. Podría haber sido mi última cena de condenada a la silla eléctrica que me habría muerto satisfecha. Aunque siempre pediría repetir. Estaba bonito. Bonito de verdad. Por dentro y por fuera. Era el domador del circo que no pudo con la fiera más salvaje, o al menos eso parecía cuando estábamos luchando (sobre el escritorio, cama...) o marcándonos todo el cuerpo con nuestros colmillos. Hasta caer rendidos. Ahí lo tenía, cogiendo aire mientras yo lo miraba como si fuese m

El sex(t)o sentido

He llenado mi cama tantas veces de ti que ahora me siento tan vacía. En todos los sentidos Y con todos ellos. Porque es un placer sentirte, acariciarte, tocarte (en todos ellos también) Nuestro olor a amor, sexo y si hace falta rockandroll, moviéndonos, bailándonos, dejándonos. Oírte gemir debajo de mi, susurrar un leve "joder..." Lamerte, degustar cada centímetro de tu piel, saborearte, ser tu crítico más exigente y tú mi restaurante de cinco tenedores, explorarte dedo a dedo con todos ellos. Verte, observar cada uno de tus gestos, fotografiar tu sonrisa, mirarte con los ojos del que analiza una obra de arte. Y me queda un sentido, si es que aún no los he perdido todos cuando te tengo cerca, el del corazón, que sigue gritando cuando te alejas que te quedes a tranquilizarlo, o a enloquecerlo, que también.

Armaduras de piel con piel.

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Soy guerrera luchadora en tus sábanas. Me dejo las uñas en cada una de nuestras batallas. No paro de buscar, tanto tu guerra como tu tregua entre tus piernas. Encajes, ropa deslizándose, chocando contra el suelo. Armaduras de piel con piel. Es que joder, y precisamente. Cuando me llega ese cosquilleo por todo el cuerpo, me retuerzo. Joder. Es que nunca me había fiado tanto de que me cubriesen las espaldas, entre unas manos y unas nalgas. Nunca me habían dolido tan poco los golpes, nunca me había dado este placer la vida. En la vida. Arqueo mi columna, te observo por encima de mi hombro izquierdo. Me muerdo, me relamo. Frenas en seco. Te reclamo  más. Y me lo das. Te elevas sobre mi. Te acercas, me besas, el cuello, la cara, las tetas, todavía dentro. No sé si estaré en el cielo, o en el de tu boca, pero el calor que desprendemos tiene a todas las almas del infierno jadeando(nos). Quiero tu saliva repartida por todo mi caos. Quiero tu lengua haci

Jódeme. Tienes permiso.

Enredarme, colarme, engancharme a tu piel. Suave cosquilleo entre mis dedos, mis extremidades. Empiezo comiéndote un poco el cuello, busco tu oreja, con mi lengua. Me gusta cuando tu vena aorta se pone cachonda. Me pone. Cuando das un volantazo a este trayecto mortal, como un borracho extasiado en una carretera oscura. Y el volante es mi culo. Y la droga mi saliva. Con la tuya. Me besas, te beso, me dejo la vida en tu boca, choco con todo mi cuerpo sobre ti. No tengo seguro para esta hostia pero es que me da igual, quiero estrellarme contra tu pelvis. Quiero descarrilar en ella. Vuelvo, vuelco, adelante y atrás, soy las olas del mar, un vaivén que no podemos parar. Ardo. Como siempre que te tengo cerca. Y te quemo. Sigo el camino de tu boca hasta tu ombligo. Y me pierdo. No encuentro salida. Y no tengo tiempo que perder. Te (la) sostengo, nunca me había sentido tan pícara ni me había gustado tanto nunca verte así, y sentirme así de poderosa. Regreso a tu

MIradas que matan, tampoco resucitan

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Y la mirarás,  la mirarás con los ojos de siempre,  con los ojos de "no te voy a soltar nunca excepto que me lo pidas", con los ojos de antes de que te lo pidiese, con los ojos de cuando la tenias llegando al cielo sobre ti. La mirarás como siempre, como nunca.  Sabiendo que está ahí como siempre, pero nunca más.  La mirarás con los ojos de "me alegra que seas igual de feliz conmigo que sin mi". Porque siempre la consideraste fuerte e independiente,  pero sabías que le gustaba poder agarrarse a ti cuando más lo necesitaba. La mirarás añorando su piel,  añorando sus cosquillas,  sus pequeñas cosas.  La mirarás sabiendo que ahora es otro quien besa su cuerpo.  Y bueno. La mirarás queriendo borrar todo lo que pasó,  la mirarás sin querer olvidar todo lo que te hizo vivir.  La mirarás como si no hubiese mañana,  porque os quedasteis en ayer.  La mirarás con los ojos del loco que grita "vuelve"  mientras huye  lo má

Distancias e intervalos

No importa cuándo importa que llegues Como si nunca te hubieses ido, y me abraces como si te marchases. No puedo separar mis labios de tu boca, porque cada vez que sonríes me entran ganas de besarte. Morderte como si fueses la única cura a la desnutrición. Y reírme, a carcajadas, sin remedio, por tu culpa, por tus cosquillas en mi estómago que no puedo controlar. Quiero tenerte todo el tiempo que pueda, evitaré decir que siempre, aquí en mi edredón, comiéndome entera. Comiéndote. Quedándome con ganas de más, porque nunca es suficiente. Ponerte, ponerme, resucitar los instintos más primarios, revivir la piel erizada y tus manos apretando mis nalgas. Poner el mundo sobre ti, empezando conmigo. Con la cabeza mirando al cielo y los sentidos en los bajos. Quiero. Tenerte, que aquí los segundos vuelan y los jadeos con ellos. Y no vuelven. Y no quiero que te vayas. Y lo mejor de todo es que te quedas. Conmigo Y eso es algo que hasta ahora siempre me ha fallado. Perdón