Distancias e intervalos

No importa cuándo
importa que llegues
Como si nunca te hubieses ido, y me abraces como si te marchases.

No puedo separar mis labios de tu boca, porque cada vez que sonríes me entran ganas de besarte.

Morderte como si fueses la única cura a la desnutrición.

Y reírme, a carcajadas, sin remedio, por tu culpa, por tus cosquillas en mi estómago que no puedo controlar.
Quiero tenerte todo el tiempo que pueda,
evitaré decir que siempre,
aquí en mi edredón,
comiéndome entera.

Comiéndote.

Quedándome con ganas de más, porque nunca es suficiente.

Ponerte, ponerme, resucitar los instintos más primarios, revivir la piel erizada y tus manos apretando mis nalgas.
Poner el mundo sobre ti,
empezando conmigo.

Con la cabeza mirando al cielo y los sentidos en los bajos.

Quiero.
Tenerte, que aquí los segundos vuelan y los jadeos con ellos. Y no vuelven.
Y no quiero que te vayas.
Y lo mejor de todo es
que te quedas.

Conmigo

Y eso es algo que hasta ahora siempre me ha fallado.
Perdón, dije que no usaría los siempres:
Conmigo,
contigo,

todo el tiempo que nos dejen.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El reinicio

El sentir