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Mostrando entradas de agosto, 2019

Día cero

Me planto frente al abismo y le tiendo la mano "hola, encantada, curioso nombre", nos saludamos.  Tenemos más en común de lo que pensamos  y aun así actúa con el recelo de una loba herida.  Es la primera vez que me mira a los ojos y nos conocemos hace años aunque siempre me ha mentido disfrazándose tras su escudo,  en el fondo sólo busca refugio.  La soberbia no es más que un muro bajo el que hacer trinchera  para cegarse de la guerra interna.  Sigue señalando a sus excusas para sentirse bien en lugar de a los culpables Es como el caballo de Troya de sus miedos cuando sonríe y puedes verlos gritando a través de sus ojos verdes. No quiere ni espera que la rescaten,  no tiene nada para pagarlo. Con los daños se ha hecho más pequeña por fuera pero más grande por dentro.  El remedio puede ser peor que la enfermedad si no te mata el tiempo antes. Seguimos charlando sin mover la lengua mientras clava sus colmillos en mi cuello: soy presa fácil, lo sé, pero es qu

La valentía

He puesto todos nuestros miedos sobre la mesa y pesan más de lo que había pensado. Dejo reposar sobre ellos mi cuerpo y las patas ceden tambaleándose sobre mis sentimientos Me tiro de cabeza del pedestal de arenas movedizas sobre el que me han santificado. Temía qué podría pasar y aún no ha llegado, el instante preciso y todo equivocado. La soledad retumba en el interior de un cuerpo enfermo  que desconoce los síntomas y el remedio. Me transporto a caminos que no he tomado o que he creído vivir o es sólo un engaño. La eternidad no es más que recuerdo  y vengo cargada hasta los huesos. Salud, dinero y amor,  yo me quedaba con lo tercero  y ahí también cabe que te abrace la desgracia. Qué pasa si no soy lo suficientemente fuerte para que salga mi voz del pecho y pare de ensordecerme el chirrido  temblando  de mis dientes. Ojeras hundidas y ojos brillantes. Vivo a deshora sin saber en qué minuto suenan todas las alarmas de emergencia siguiendo el cronómetro de mi esta