Día cero
Me planto frente al abismo y le tiendo la mano "hola, encantada, curioso nombre", nos saludamos. Tenemos más en común de lo que pensamos y aun así actúa con el recelo de una loba herida. Es la primera vez que me mira a los ojos y nos conocemos hace años aunque siempre me ha mentido disfrazándose tras su escudo, en el fondo sólo busca refugio. La soberbia no es más que un muro bajo el que hacer trinchera para cegarse de la guerra interna. Sigue señalando a sus excusas para sentirse bien en lugar de a los culpables Es como el caballo de Troya de sus miedos cuando sonríe y puedes verlos gritando a través de sus ojos verdes. No quiere ni espera que la rescaten, no tiene nada para pagarlo. Con los daños se ha hecho más pequeña por fuera pero más grande por dentro. El remedio puede ser peor que la enfermedad si no te mata el tiempo antes. Seguimos charlando sin mover la lengua mientras clava sus colmillos en mi cuello: soy presa fácil, lo sé, pero es qu