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La utopía

 He pasado tanto tiempo aislada en mi cabeza  que al mirarme no sé cuándo soy,  como una foto de una desconocida.  Sólo me hallo en mis pupilas y en lo que dejaron escritas las lágrimas.  Por ahí me bifurco entre Ayer y mañana Y no y no y sé que no debo.  Al menos no como autoengaño.  Hace tiempo que mi cuerpo está anestesiado de mi,  ahogado,  con la tensión a flor de piel marchita  y el agua hasta el cuello.  En ocasiones confundo la utopía con la realidad.  Caigo en el bucle de una pesadilla que me quiere de rodillas y callada.  Bajo la justificación de "mal de muchos consuelo de tontos"  en lugar de deconstruir aquello de lo que pecamos,  e incluso llegamos a quejarnos.  Todo lo que predico pasa por el filtro de todas mis versiones,  ya somos bastantes discutiendo,  sino me callo: "si lo que vas a decir no es más bello que el silencio" -  cállate.  Y si lo que vas a decir va a amordazar la libertad de alguien, también.

La idealización

¿Cuánto es el tiempo de espera para que te olviden?  Si decides que me vaya, no te quedes tú.  Torturados a un pilla-pilla emocional en el que mis anhelos ya han muerto,  y yo persigo a mis recuerdos como un perro hambriento.  Nos reprocharon que con la comida no se juega y nadie nos habló de los sentimientos,  con la boca llena de remordimientos y llagas en la lengua: he besado ilusiones con menos veneno. Es que esas manos las carga el diablo Pero dispara la lengua y responde después   todas las preguntas que no he hecho y nunca haré Sólo necesitaba que te quedaras a entender que no puedo explicar las cosas del querer si no es queriendo, que desconozco más de lo que tengo y necesito muy poco: no te sientas afortunado cuando pido pues nada se me da peor que rogarle al destino,  en voz alta nada me sale bien.

El instinto

 Si se interpone tu labio rojizo a medio lamer muerdo con la voracidad de un pitbull mal educado.  Pido perdón con los colmillos aún en tu carne,  es de mala educación jugar con la comida con la boca llena.  Construyo una vía de emergencia hacia tus ojos con uñas de gata en celo viajando de regreso por el paisaje de tu espalda justo cuando me dispongo a hacer llover todas las tormentas de verano  que ahogaron nuestras esperanzas.  Crecen mis aullidos como una asfixia len-ta pero que fluyecomounrío.  Como un equilibrio entre el bien y el mal concluyo con que no merecemos este don salvaje por medir de más  y no sentir de cero,  poniéndonos a cien fingiendo no echarnos de menos.  Tejemos un sentimiento primario que crece a su libre albedrío,  que no siempre sabe cuándo debe detenerse a sanar las heridas,  trepando todos los muros de contención que podamos levantar ante el miedo a fallar,  florecen enredaderas mentales poniéndonos la miel en cuerpos ajenos y espinas en nuestros huesos  mie

El exilio

Me abro paso a tientas a través de mis vísceras,  ahora es mi respiración la que rige la medida del tiempo  y un abrazo es apenas un abrir y cerrar de ojos  o puede ser una vuelta al mundo.  Se me desbordan los sentimientos por las manos,  no me caben las emociones en los pulmones  e incluso a veces conseguimos desaparecer  todos.  Y no recuerdo qué fue ayer,  pero me deja una resaca sin lagunas.  Me duele el cuerpo,  no puedo parar de bailar alrededor de los miedos  como si pudiera espantarlos  o, al menos, hacerles más ameno el trabajo.  Miles de hormigas cargan mi peso en mi barriga  con restos de otros días no tan buenos  para cuando vuelva el invierno.  Tengo la nostalgia en la sonrisa  y advierto que es bien bonito el brillo de los ojos  cuando piensas que todo está perdido  y quién no lo está dentro de él mismo.  Pero me sujeto al momento  y busco el viento jugando alrededor de las calles,  como si pudiera transportarme  y estar cerca de ti,  o de mí.