Curarme

Me estoy abriendo el pecho en canal
estoy sangrando,
llorando,
destrozándome como no lo había hecho antes nunca
hasta este punto.
Me estoy observando,
analizando,
inmortalizando
y, sobretodo,
explorándome.
Tal vez el problema siempre ha sido no conocer las palmas de mis manos,
saber dónde estaban las cicatrices de bala
pero no su salida.
Coser remiendos sobre remiendos
haciendo nudos sobre los mismos hilos,
heridas sobre las heridas.
Que tal vez el lamerme la sangre ha servido más para mancharme
que para limpiarme.
Que decirme peores cosas que nadie,
en lugar de hacerme temer al mundo,
me ha hecho temerme a mi misma.
Que el no abrazarme me ha dado más frío
que amor,
y de esta forma un iceberg no se derrite,
y más cuando tú mismo,
cual titanic,
te diriges hacia él.
Que el aguantar la pared con la espalda
y clavarme la espada entre las costillas
siempre supe que no era la solución,
pero es que desconocía si moverme lo era.
Tal vez los rotos se hayan quedado sin descosidos,
al contrario como siempre me dijo mi madre,
y yo no pueda volver a estar de una pieza.

Pero sobretodo,
tal vez,
mi autodestruccion se me haya ido demasiado de las manos.
Porque, en el momento que abres los ojos,
que es otra persona la que realmente sufre por abrirte en canal,
y además la quieres,
es cuando por fin
debo
parar.

O al menos intentarlo.

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