Ego

Si necesito decir que tengo el pecho roto
mejor lo enseño,
¿no decían por ahí que vale más una imagen
que mil palabras?
Pues a mi me censura mi eco.
Con la mirada tan sincera
la boca me estorba.
Acaricio con espejos de seda en las manos
y sangrando los costados.
Déjame reposar la ansiedad,
tomar un poco de aire
y exhalar los deseos.
Los miedos están de paseo
mientras estoy secuestrada sin nota de rescate:
tengo el precio de mi alma muy cara
y sin mezclar.
Puro anhelo de felicidad.
La sensación de vivir a destiempo.
El constante remordimiento de morir a contrarreloj.
Se me llenan los pulmones de salitre
cada vez que evito llorar.
El cielo lleno de cables
¿quién me ha puesto esta vía?
El pulso a punto de reventar
PAM-PAM,PAM-PAM
El suelo lleno de trastos,
cuidado al pasar,
los ceniceros a rebosar
y yo, consumida por una adicción-placebo,
por las verdades traducidas a raíz de mentiras
de un mundo que rodea pero no abraza.
Mis plegarias a un segundo de calma.
Tengo un huracán en los oídos que no me deja pensar,
y casi, ni hablar.
Sostengo un cuchillo que juega con mi lengua
y no sé qué corta más.

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