Belleza superficial



Mira.
Observa.
Y calla.
Este
es
mi,
y tan sólo
mi,
cuerpo.
Que lo observes no te da derecho a juzgarlo.
Que te permita tocarlo no te hace dueño de él.
Que quiera exhibirlo no hace que sea menos mío.
Y mucho menos más tuyo.
Mi cuerpo no me hace menos inteligente,
ni menos elegante,
ni menos mujer,
ni más zorra.
Que vea mi cuerpo como una obra de arte,
como el nacimiento de Venus
cuando me desvisto.
No importa que no tenga las proporciones perfectas.
Ni sea el antiguo canon griego de belleza,
si es un cuerpo de guitarra española
o de una top model de los 90.
Sea como sea,
es precioso.
Y es completamente
mío.
Mira
adentro.


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