Desahogo

En ocasiones el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Y qué locura lo de pasar de ser tu cura a tu verdugo. 

Todos los días se han convertido en noches, 

los días de lluvia, e incluso los que no, 
de llanto.  


Y me quebranto 
y me quebranto pensando. 
Creyendo que todo lo que me recomponía 
en realidad me esta haciendo pedazos. 

Y me rompo 
y me rompo 
y me quedo tumbada ligeramente sobre el suelo,
esperando un poco de aliento,
esperando que todo haya sido mentira
y sienta que puedo y respire tranquila 
y se vaya la presión de mi pecho y me abandone mi cuerpo 
y decida que no puedo más 
y decida cambiar 
y decida saber lo que quiero, 
lo que puedo 
y lo que debo. 

Y sobretodo lo que me debo. 

Y se acaben los rotos 
y las destrucciones 
y que ni yo misma pueda conmigo 

Que sea una faro para este barco a la deriva que soy, 
pero que siempre vuelva al mismo puerto a acariciarlo,
abrazarlo,
revivirlo. 
Y sentirnos libres 
y ser gaviotas, 
que no quiero más destinos ni rumbos preconcebidos. 
Que quiero mi vida en mi mano
pero sin conocer el camino. 

Que lo necesito. 
Que necesito esa paz que llevo años buscando 
porque me estoy ahogando. 

Y no tengo paz, 
y no tengo paz... 

Y necesito quererme como creía que querían quererme 
pero me equivocaba.
Y ese amor no lo encuentro pero sé que tengo que buscarlo
y quererlo 
y quererme 
y querernos. 
Y besarle,
besarnos, 
besarme, 
como nunca nadie ni yo antes 
lo han hecho.


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