Septiembre

Huele a guerra interna y a sangre de menstruación. A heridas al aire con pedazos carcomidos de carne Oigo gritos de desesperación
y llantos de dolor que me resquebrajan el alma y me desangran las manos Me corto los pies descalzos
con trozos de corazones rotos Me estoy mordiendo la lengua
por no mandarme a la mierda Por no pedirme perdón en tantas ocasiones olvidadas
clavadas en los ojos. He vivido una vida no vivida Una historia nunca terminada de contar pero tampoco empezada Inexistente y agobiada Te dices que disfrutas
mientras en realidad no lo haces
porque tienes miedo sin saber que lo tienes
ni a qué. Y te haces ahogadillas a ti misma en el baño relajante de los domingos
y te rajas las venas con las hojas marcadas de tus libros preferidos Recitando uno a uno de memoria los versos subrayados de aquellos que te hicieron daño. Y tienes como oración las frases que te escribiste algún día y nunca te aplicaste.
Seco mis pesadillas con la delicadeza de una mariposa atrapada en una telaraña
como hijos malparidos y abortados
con el cordón umbilical temblando alrededor de mi cuello,
apretando los dientes.
Tengo dolores incipientes de esperanzas perdidas
que en realidad son de hace años
que en realidad creo que nacieron bajo mis abrazos.
En mi misma tengo dudas 
y entre las dudas me tengo a mi misma.
Llorando desconsolada
consolándome entre lágrimas.
Ahora quiero ser yo la que escriba las cosas que no os vais a aplicar ni yo tampoco.
Quiero quedarme impresa en papeles y saber que el roce puede quemar
y quemarme entre unas páginas por el roce de unos ojos y de un índice que señale el mapa de mis precipicios,
Y este va a ser su principio.

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