Helarte

Decía que quería ser arte,
que si no era arte se moría
que podía helarse
sin Arte.
Que podía romper el lienzo
que creía tener por piel.
Que estaba coloreada de oscuro,
pero resaltaba alguna pincelada de luz.
Decía que sin Arte
se moría.
Decía que no podía
ser sin ser arte.
Que quería ser artista
y que quería retratarle,
como un boceto que se pierde entre los apuntes,
pero nunca se olvida que está ahí,
pero sí en dónde.
Quería ser un arte que no se esconde.
Quería hacerle arte en cualquier cama,
cualquier baño destartalado,
cualquier viejo sillón estampado.
Que quería hacerle en todas las esquinas del marco.
Que podía enmarcarle como recuerdo
y quedárselo pegado al pecho
cuando (se) inspira.
Que podía juntar todas las cerdas de sus pinceles
para imaginar su melena,
en la que se perdía antes de llegar
a escucharse en su propia sinfonía,
antes de que jadease.
Que los óleos más brillantes
se perdían en sus poros al ducharse
y se hacían acuarela al juntarse.
Que estaba bien cogida con alfileres,
pero a la primera,huía.
Y si volvía,
lo hacía para matarse aún más.
Porque así era su arte,
matarse,
destrozarse.
Podía hacer arte en su oreja,
en cualquier lado.
Podía amar como amaba a Arte,
pero prefería negarlo.
Podía seguir recitando,perfilando,
comiéndole los labios.
Podría amar y ser amada,
prefería amar a Arte
y hacer el amor.
Decía que quería ser arte...
Y como todos los artistas
acabó muerta, loca y enamorada.
De Arte.
De él.

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